La calle se transformó en una verdadera catedral: medio millar de fieles
devotos de María Santísima, tenían al frente de la Casa de los Heraldos del
Evangelio en Santo Domingo, un bello altar enriquecido con la imagen de
Nuestra Señora de Fátima, arriba una maravillosa bóveda llena de estrellas y
a los lados la suave y fresca brisa del día de la Inmaculada Concepción.
Los fieles que participaron de todo el acto mariano iniciado con el Rosario
meditado, seguido del homenaje de Coronación de la imagen de Nuestra Señora,
tuvieron el recogimiento jubiloso que los preparó adecuadamente para
participar de la tan bendecida Eucaristía de la Solemnidad de la Inmaculada.
Toda la celebración, enriquecida con las armónicas melodías del coro de los
Heraldos del Evangelio, tuvo como signo característico la luz, pues el
encendido de luces en honra a la Inmaculada, sirvió – además – para
manifestar nuestra plena adhesión a la iniciativa del Arzobispado de Santo
Domingo, con el lema Enciende una luz por la Vida y la ratificación del
Código Penal, atendiendo al llamado de la Conferencia del Episcopado
Dominicano, a todos los católicos, para expresar públicamente nuestra
posición a favor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.