Los jóvenes aspirantes a Heraldos del Evangelio acompañaron con mucho entusiasmo la Misión Mariana, visitando numerosos hogares, comunidades, y campitos en diversas ciudades del Cibao, especialmente en La Vega y Santiago.
Esta Misión contó con el valioso apoyo de familias que con mucho fervor acogieron durante esos días a los jóvenes Misioneros quienes atendiendo al llamado de Nuestro Señor ” Id al mundo entero y proclamad el Evangelio” (Mc.16, 15-18) lo hicieron a través del medio que el Salvador dispuso para venir al mundo: Por medio del Inmaculado Corazón de María, su Primera Discípula.